La escuela catalana se resiste a incorporar las tecnologías de la información y de la comunicación (TIC) a los métodos de enseñanza y aprendizaje. Así lo constata el estudio Second information technology in education study 2006 (Sites 2006), un proyecto internacional de evaluación de la aplicación de las TIC en la educación secundaria, que analizó 22 sistemas educativos.
Hasta 22 sistemas educativos
El estudio Second information technology in education study 2006 (Sites 2006), promovido por la Asociación Internacional para la Evaluación del Rendimiento Educativo (IEA), analiza el uso y aplicación de las TIC y su influencia en los métodos de enseñanza de 22 sistemas educativos. El de Catalunya se ha sumado a los de Dinamarca, Noruega, Finlandia, Francia, Italia, Japón, Eslovaquia, Eslovenia e Israel, entre otros.
Una de las conclusiones más destacables es que
aunque la práctica totalidad de los centros catalanes dispone de
ordenadores y acceso a internet, una parte muy importante del
profesorado no utiliza las TIC para tareas formativas. Sólo un 38,4%
del profesorado de matemáticas y el 55,8% del de ciencias de la
naturaleza que ha participado en el estudio se declara usuario de las
TIC en clase y hace participar al grupo/ clase en ese uso.
Estos
porcentajes surgen de la la información que han aportado los directores
y los responsables de TIC de los 356 centros catalanes que han
participado en el estudio, además de las respuestas de una muestra
representativa del profesorado de matemáticas y ciencias experimentales
que imparten clase en 2 º de ESO.
Estos porcentajes varían
ligeramente en función de la titularidad del centro. Los profesores de
matemáticas de los centros concertados (39,6%) utilizan algo más las
nuevas tecnologías a la hora de impartir clase y de hacer participar al
alumnado que el de los centros públicos (37,3%). En el caso de los
docentes de ciencias, la diferencia aún es más importante. El 60% del
profesorado de los centros concertados declara que en su práctica
docente utiliza las TIC, cifra que desciende hasta el 52,7% en el caso
del profesorado de la escuela pública.
Esta infrautilización de las TIC en la práctica docente puede estar
relacionada con el hecho de que en muchos centros los ordenadores no
están instalados en la mayoría de las aulas, sino en el aula de
informática. El informe, con el análisis posterior realizado por el
Consell Superior d´Avaluació del Sistema Educatiu, que dirige el
catedrático Joaquim Prats, deja claro que "la instalación de
equipamiento informático en la mayoría de las aulas de un centro es aún
una actuación muy minoritaria. Los centros educativos de Catalunya
tienen un largo camino por recorrer" si se quiere equiparar, por
ejemplo, a la situación de los centros de las provincias canadienses de
Alberta y Ontario.
Las cifras son bastante elocuentes. Mientras que en Alberta y Ontario,
los centros que tienen ordenador en la mayoría de aulas están en torno
al 55%, en Catalunya no superan el 1%, valor similar a los de Sudáfrica
Israel, y por debajo de Italia (4%) o Francia (6%). Finlandia está en
el 38%.
La media de alumnos por ordenador en los centros de secundaria de
Catalunya es de 12, aunque hay diferencias significativas en función de
las dimensiones del centro (7,2 alumnos por ordenador en los pequeños y
20,2 en los grandes), y también en función de la titularidad del
centro.
Un dato destacable es que el 94,1% de centros tiene ordenadores y el
96,7% puede conectarse a internet, lo que no quiere decir que lo esté.
La media de ordenadores por centro es de 89,9 en el caso de los
públicos - hay variaciones importantes en función del tamaño del
instituto-. Sin embargo, en los centros concertados el número de
ordenadores por colegio es del 62,4.
El estudio también refleja que ni los directores de los centros ni los
profesores parecen haber asumido que la capacidad para gestionar de
forma autónoma la información y el trabajo en equipo con proyectos
vinculados al mundo real son elementos esenciales para el mundo laboral
del siglo XXI, y que las políticas educativas no acaban de identificar
estas prioridades. Es decir, la mayor parte de los equipos directivos y
los docentes continúan aplicando sistemas pedagógicos tradicionales,
que no se caracterizan por la participación del alumnado en su proceso
formativo.
Aunque los centros de secundaria se han conectado masivamente a
internet y tienen ordenadores, una cuarta parte de los directores
asegura que en los últimos años en su instituto no se han realizado
cambios en las prácticas pedagógicas. Esta no es una cuestión baladí,
puesto que el uso competente y responsable de las TIC es uno de los
retos de la educación y es una las metas a conseguir en el 2012.
Sorprende que entre los objetivos menos valorados por parte del
profesorado estén los que defiende la práctica pedagógica moderna, como
fomentar la comunicación y que el alumnado aproveche las oportunidades
de aprender de compañeros ajenos a su centro y de personas que no son
sus profesores. Estas habilidades tienen una relación directa con las
TIC y su uso. De esta respuesta puede concluirse que existe una cierta
resistencia a innovar en el ámbito pedagógico.
Como ejemplo de estas prácticas pedagógicas, un 55% de los grupo/ clase
no reflexiona nunca sobre su experiencia de aprendizaje y no llegan al
35% aquellos que participan en actividades de autoevaluación o
evaluación entre compañeros.
El profesorado que utiliza las TIC con la clase alcanza niveles de
confianza superiores al resto de docentes y la mayoría opina que su
actuación tiene un impacto positivo en la motivación de su alumnado, en
las habilidades para tratar la información y en el conocimiento de la
materia.
Cerca del 70% del profesorado usuario de las TIC asegura que su
utilización en clase aumenta "mucho o bastante" las habilidades de
autoaprendizaje del alumnado, y más del 50% dice que incrementa la
autoestima del alumnado, su habilidad para solucionar problemas y la
capacidad de colaboración y comunicación. De todos modos, el 60% del
profesorado opina que utilizar las TIC en clase no comporta diferencias
de resultados entre el alumnado, y dos tercios de los docentes
consideran que el uso de las TIC en el aula no modifica la brecha
digital que existe entre el alumnado, debida a circunstancias ajenas al
centro.